Uno de los personajes más apasionantes de la Iglesia… un santo a quien le debo parte de lo que soy. Me fascina su forma de seguir a Jesús, de caminar, de amar a Dios… En sus ejercicios espirituales (que son un proceso de búsqueda de Dios y de identificación con Jesús para dejarse transformar por su amor inmenso) nos ofrece esta oración que concentra gratitud y entrega confiada: Tomad, Señor, y recibid…
No son solo bonitas palabras hechas canción… es una forma de vivir la vida.
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer;
Vos me lo distes, a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta.